La poesía debe ser hecha por todos, no por uno.
Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont
Las imágenes de archivo son gentileza de Daniel De León (archivo IMM) y Rosario Rivero (Diario El-País 29 de junio de 1951)
Desconocemos la fecha exacta en que se inauguró la fuente, así como la autoría de la escultura, podemos confirmar su presencia entre los años 1951 y 2007, cuando fue robada como lo demuestra un seguimiento fotográfico del lugar.
"Una de las tantas fuentes con las que cuenta el Parque Rodó, recupera su clásica figura de un pez globo sobre un cangrejo... esperemos que no se la roben..."
"Apareció el pez y se vuelve a colocar en su lugar."
"Reapareció esta mañana la enigmática escultura del pez globo y el cangrejo, que engalanó por años la fuente ubicada frente al acceso principal del Castillo del Parque Rodó. La aparición sucedió de forma anónima y sorpresiva..."
"De mi niñez en Parque Rodó recuerdo el entusiasmo de ir corriendo a visitar la fuente del cangrejo y el pez globo frente al castillito. Hace años la pequeña escultura había desaparecido, quedaba solo el soporte que delataba su ausencia. Oh sorpresa esta semana, ahí están otra vez"
"Un anónimo hizo una réplica dorada de la estatua del pez globo que se afanaron hace unos años de la entrada del castillo del Parque Rodó y la puso en el lugar. Qué país falopero y hermoso."
Algunas publicaciones en redes sociales, enero 2021
La acción se llevo a cabo entre el 26 de enero y el 12 de febrero de 2021 cuando la escultura fue nuevamente robada.
Ficha Técnica
Acción en espacio público (Parque Rodó, Montevideo).
Año: 2020-2021
Descripción: Acción de reintegrar una escultura desaparecida en el espacio público y monitorear su robo con sistema de circuito cerrado.
Técnica: Escultura realizada con modelado e impresión 3D (PLA), terminación en plata molecular. Cámaras de vigilancia.
Medidas: 64 x 62 x 62 cms.
Resultado: Escultura totem recreando el momento del robo, realizada a partir de escaneo e Impresión 3D. Registro en video de cámaras de vigilancia. Publicaciones en Redes Sociales.
Idea General
La poesía debe ser hecha por todos, no por uno.
Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont
A principios de 2019, decidí abordar, en la exposición "Evidencias", la cuestión del vandalismo en los monumentos. Lo hice desde la ficción, proponiendo que estos actos han sido perpetrados por una sola persona cuya intención no es el vandalismo sino de manifestación. La persona reivindica los actos y tiene en su poder los pies, la lanza, la cabeza, el puño y las demás partes que faltan en los monumentos públicos. Su voz utiliza las ausencias como soporte para proponer su discurso.
Las réplicas, piezas construidas mediante impresión 3D, son de tal precisión que podrían colocarse sobre sus contrapartes de mármol o bronce. Verlas juntas, en diálogo, evidencia su condición de trofeos.
Para finalizar esta serie, decidí invertir el planteamiento y, en lugar de interpretar el ladrón de las piezas, quise reintegrar al espacio público una escultura desaparecida en 2008. Lo hice con una réplica, por supuesto, y con el propósito de que fuera robada. Robada para sobrevivir.
La escultura estaba lista. El pedestal de granito rosa, donde estaba colocada originalmente, seguía vacío. En una acción relámpago, el Parque amaneció con la escultura que tanto echaba de menos el vecindario, misteriosamente restaurada.
Un cangrejo lleva en su caparazón un pez globo que escupe agua dulce por la boca en una enigmática fuente. Agua dulce como la del Río de la Plata, que baña de punta a punta la capital de Uruguay, en Sudamérica. Ni el pez globo, de agua salada como el Mar del Japón, ni un cangrejo de tales dimensiones son autóctonos de estas latitudes. Sin embargo, durante años estuvieron allí intentando transmitir un mensaje.
El cangrejo es rápido, pero su cuerpo aplanado le hace vulnerable a los ataques cuando le sorprenden desde arriba. El pez globo es lento, su cuerpo es pesado y sus pequeñas aletas le dificultan moverse ágilmente en busca de alimento. A diferencia del cangrejo, sus afiladas espinas lo hacen menos susceptible de ser atacado.
Por eso, el cangrejo de la escultura lleva a la espalda al pez globo, que, deslizándose como un skate bajo el agua, renueva su alimento mientras protege a su compañero de los ataques. Sobrevivir es una palabra compuesta. Frente a la adversidad: coexistencia y solidaridad entre especies.
La escultura de apariencia clásica es de origen desconocido, la acción de restaurarla también es anónima. La tarea final es captar el momento en que es robada. Construir por un instante una escultura viva, utilizable, llevable, una escultura en movimiento, como en la obra de Pierre Huyghe en la que la réplica de una máscara de Constantin Brancusi, "La musa dormida", se coloca en una pecera para que la habite un cangrejo ermitaño.
El resultado es una persona que lleva al cangrejo, que a su vez lleva al pez globo en lo que podría llamarse un trío simbiótico.
La obra se realizó entre el 26 de enero y el 12 de febrero de 2021, cuando la escultura fue finalmente robada. Durante los 17 días que transcurrieron, miles de personas tocaron la escultura, se hicieron fotos con ella, golpearon con los nudillos su superficie para averiguar si aquello que brillaba era realmente oro. En las redes sociales se discutía sobre ello, sobre la pátina del bronce, sobre la responsabilidad del ayuntamiento o sobre lo mal que estaba el parque. Durante esos días los museos permanecieron cerrados debido a la pandemia de Covid, pero sin preverlo, aquella fue sin duda mi exposición más corta y visitada.
Se me ocurrieron muchas preguntas. ¿La escultura colocada en la vía pública sigue siendo privada? Los pedestales vacíos, las bases de granito, ¿son plataformas para el arte contemporáneo?
En la cámara de seguridad que había instalado para captar el momento del robo, se ve a tres personas arrancando la escultura el 12 de febrero a las tres de la madrugada. Fue durante la noche. El primero se coloca el cangrejo en la cabeza mientras uno de los socios fotografía el tótem. Luego se alternan para vestir la escultura que el segundo sujeta con la mano derecha, mientras con la otra estira el brazo para hacerse la “selfie” que, sin saberlo, me estaba regalando
Agradecimientos: Javier Ribeiro, Xose de Enriquez, Daniel De León, Rosario Rivero, Luisa Parodi, Gonzalo Regules.
Eventos
2021 Parque Rodó, Acción en la vía pública
Surviving is a compound word
Action in public space (Parque Rodó, Montevideo).
Year: 2020-2021
Description: Action to reintegrate a missing sculpture in the public space and monitor its theft with a closed circuit system.
Technique: Sculpture made with 3D modeling and printing (PLA), molecular silver finish. Surveillance cameras.
Measurements: 64 x 62 x 62 cms.
Result: Totem sculpture recreating the moment of the robbery, made from scanning and 3D printing. Video recordings from surveillance cameras. Publications in Social Networks.
General idea
Poetry must be made by all, not by one.
Isidore Ducasse, Count of Lautréamont
At the beginning of 2019, I decided to address, in the exhibition “Evidence”, the issue of vandalism on monuments. I did so from fiction, proposing that these acts have been perpetrated by a single person, whose intention is not vandalism but demonstration, claims the acts and has in his possession the feet, the spear, the head, the fist, and the other missing parts in public monuments. His voice uses the absences as a support to propose his discourse.
The replicas, pieces built by 3D printing, are of such precision that they could be placed on their marble or bronze counterparts. Seeing them together, in dialogue, evidences their condition of trophies.
To end this series, I decided to reverse the approach and, instead of interpreting the thief of the parts, I wanted to reintegrate a sculpture that disappeared in 2008 into the public space. I did it with a replica, of course, and with the purpose of it being stolen. Stolen to survive.
The sculpture was ready. The pink granite pedestal, where it was originally placed, was still empty. In a lightning action, the Park dawned with the sculpture that the neighborhood missed so much, mysteriously restored.
A crab carries on its shell a puffer fish that spits fresh water from its mouth in an enigmatic fountain. Fresh water like that of the Río de la Plata, which bathes the capital of Uruguay in South America from one end to the other. Neither the puffer fish, saltwater like the Sea of Japan, nor a crab of such dimensions are native to these latitudes. However, for years they were there trying to convey a message.
The crab is fast, but its flattened body makes it vulnerable to attack when surprised from above. The puffer fish is slow, its body is heavy, and its small fins make it difficult for it to move nimbly in search of food. Unlike the crab, its sharp spines make it less likely to be attacked.
That is why the crab in the sculpture carries the puffer fish on its back, which, gliding like a skateboard underwater, renews its food while protecting its partner from attack. Survive is a compound word, I think. In the face of adversity: coexistence and solidarity between species.
The sculpture of classical appearance is of unknown origin, the action of restoring it is anonymous as well. The final task is to capture the moment when it is stolen. To build for an instant a living, usable, wearable sculpture, a sculpture in movement, as in Pierre Huyghe's work in which the replica of a Constantin Brancusi's mask, “The Sleeping Muse”, is placed in a fish tank to be inhabited by a hermit crab.
The result is a person that carries the crab, which in turn carries the puffer fish in what might be called a symbiotic trio.
The work took place between January 26 and February 12, 2021, when the sculpture was finally stolen. During the 17 days that elapsed thousands of people touched the sculpture, took pictures with it, rapped their knuckles on its surface to find out if that which glittered was indeed gold. The social networks discussed about this, about the patina of the bronze, about the responsibility of the municipality or how bad the park was. During those days the museums were closed due to the Covid pandemic, but without foreseeing it, that was undoubtedly my shortest and most visited exhibition.
Many questions came to my mind. Is the sculpture placed on the public road still private? The empty pedestals, the granite bases, are they platforms for contemporary art?
On the security camera I had set up to capture the moment of the theft, three people can be seen tearing off the sculpture on February 12 at three o'clock in the morning. It was during the night, the empire of the possible, the negative of the day consumed by thieves and lovers. The former places the crab on his head while one of the partners photograph the totem. Then they alternate to dress the sculpture that the latter holds with his right hand, while with the other he stretches out his arm to take the selfie that, without knowing it, he was giving me as a preciosus gift.